lunes, 2 de julio de 2012

Finales de los 70

1977 sería el año en que una banda de La Plata llamada Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota comenzaría a tocar. Con su particular rock, los “Redondos” se convertirían con el paso del tiempo en una de las bandas más importantes del rock argentino moderno, convocando masas y ganándose un lugar junto a las otras grandes bandas del rock nacional. A fines de la década, muchas bandas dejaron de existir. Luego de dos exitosos álbumes, el grupo de Charly García, La Máquina de Hacer Pájaros, se separó, al igual que Invisible. Pastoral, uno de los pocos grupos acústicos todavía exitosos, se separaría en 1978, al igual que ALAS. El rock argentino sufrió una de las peores crisis desde su concepción y los medios hablaban abiertamente de la muerte del rock nacional.Sin embargo, durante esa “sequía” de 1978 el rock argentino fue testigo de la aparición de la primer “superbanda” exitosa: Serú Girán, formada por  Charly García, Oscar Moro, David Lebón y Pedro Aznar. A comienzos de 1982, Gustavo Santaolalla lanzó un álbum renovador titulado precisamente Santaolalla, acompañado por una banda integrada por Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), Alejandro Lerner (teclados), Rubén Rada (congas), Oscar Kreimer (saxo), Osqui Amante (percusión) y Mónica Campins (coros). El álbum ha sido considerado «el primer disco de rock moderno de la Argentina».La guerra se convertiría en uno de los capítulos más oscuros de la historia argentina reciente, pero tuvo el paradójico efecto de revitalizar el rock argentino.En 1979, en La Plata, Federico Moura formó una banda pionera de la new wave llamada Virus.En Buenos Aires, tres jóvenes influenciados por el post-punk inglés, armaron Soda Stereo, que se convertiría en la banda más popular del rock iberoamericano.En ese tiempo el Café Einstein le da espacio al punk y dark rock, presentando grupos como Los Violadores, Sissi Hansen, y Geniol con Coca, entre otros.

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